Editorial Febrero 2024

Editorial Febrero 2024
“La providencia del Señor hará llanos los caminos
que a primera vista parecen insuperables””
María Antonia de Paz y Figueroa 
1730 —  07/03 /1799
Laica consagrada Argentina 
 

Estimados lectores y lectoras:

El día 11 de este mes el Papa Francisco canonizará en la Basílica de San Pedro a María Antonia más conocida por su apodo quichua: Mamá Antula. 

Nació en la provincia de Santiago del Estero y desde muy joven vivió y trabajó con los Padres Jesuitas de esa zona norte del país.

Ellos le enseñaron todo lo relacionado con los ejercicios espirituales.

Tenía 37 años cuando la Compañía de Jesús fue expulsada del Virreinato y de todos los dominios americanos de la corona española. Su desconsuelo fue tal que en una de sus cartas escribió: “Siento un deseo ardiente de reparar esta pérdida, dejaré mi retiro y saldré a misionar”.

Se dedicó a recorrer cientos y cientos de kilómetros como incansable misionera. Vestía un hábito de monja, iba descalza, se apoyaba en una cruz a modo de bastón y llevaba en la otra mano sólo el libro de los Ejercicios Espirituales. La acompañaban algunas mujeres y otras se fueron incorporando a través de los años. Enfrentaron toda clase de incomodidades y peligros. Vivían de la caridad.

Como sabía leer y escribir, algo inusual en una mujer por aquellos años, comenzó a mantener una fluida correspondencia con los padres jesuitas conocidos y exiliados del Río de la Plata. Los mantenía informados de los sucesos del virreinato. Ellos tradujeron sus cartas a varios idiomas y fueron para muchos, de un gran valor.

Por ello era y es conocida en el viejo mundo.

Estuvo un tiempo en Córdoba donde trasmitía la palabra de Dios.

Le aconsejaron que tratase de llegar a la capital del Virreinato.

Pudo hacerlo después de más de 10 años de caminatas o de andar sobre algún burro prestado u obsequiado. 

En 1779 llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Al principio su aspecto hizo que la trataran de loca o bruja, pero no se desanimó y en poco tiempo pudo convencer al obispo primero y al virrey después para hacer sus Ejercicios Espitituales. En poco tiempo las principales familias le facilitaron el lugar para realizarlos. No tardó mucho en conseguir un terreno para fundar una casa para su realización. 

La mayoría de los próceres de la Revolución de Mayo y de la Independencia pasaron por él.  

Llegaba a reunir entre 100 y 300 personas que permanecían los 10 días que duraban los mismos en silencio, oración y servicio mutuo. 

Tuvo la suerte de ver antes de morir en marzo de 1799 parte del convento construído.

Está ubicado en la calle Independencia al 1000 y es considerado uno de los edificios más antiguos y mejor conservados de la ciudad de Buenos Aires.

Los restos de Mamá Antula se encuentran en la Iglesia de la Piedad.

Se le atribuyen, a través de las épocas, la realización de varios milagros.

En el mes dedicado al amor es muy bueno hablar sobre ella y de su cariño por la humanidad.