Cabezas de utilería colgadas en las rejas de la Iglesia, cazadores de autógrafos al acecho, sets de filmación que se desarmaban a la hora de la misa, feligreses en contra del proyecto… Sumado a Imanol Arias, Susú Pecoraro y Héctor Alterio como visitantes ilustres.
Todo eso y más se vivió en el verano de 1984, hace ya 40 años, un momento inolvidable para los vecinos de Pilar que fueron testigos directos de la filmación de “Camila”, película que marcó una época, compitió por el Oscar y se convirtió en un clásico de nuestro cine.
Para ese entonces, María Luisa Bemberg ya era una cineasta que prometía pisar fuerte en la escena nacional, algo que confirmó con la aparición de “Camila”: la directora abordó la historia real de la relación entre Camila O‘Gorman, una joven de la aristocracia, y el cura Ladislao Gutiérrez, con quien vivió una aventura de amor prohibido cuyo final sigue conmoviendo, a más de 150 años de ocurridos los hechos.
Al momento de buscar las locaciones para una trama que se desarrolla a mediados del siglo XIX, varias fueron las ciudades visitadas y estudiadas, aunque solo un puñado se quedaron con el privilegio de servir como escenario: Pilar fue una de ellas, gracias a las características de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, templo que desde mediados de los ‘90 es monumento histórico nacional.
Los otros pueblos fueron Carmen de Areco y Chascomús, e incluso algunas escenas fueron rodadas en Colonia del Sacramento, Uruguay.
De cerca
Comenzaba 1984 y el calor no daba tregua. El país había recuperado la democracia apenas unas semanas atrás. A metros de la Parroquia ya existía el El Colonial y aún funcionaban el bar La Alhambra y el supermercado Max, nexo entre el pueblo de antaño y el desarrollo que se avizoraba en el horizonte.
En ese contexto desembarcó la tropa de actores, técnicos, equipos, vehículos y el resto de la troupe. Los vecinos se acercaban durante todo el día para vivir la experiencia de cerca.
La rutina del pueblo se vio alterada durante el rodaje, ya que cada jornada la iglesia era desordenada por completo, según las necesidades de la directora y el equipo de filmación. Pero, respetando el trato, a la hora de la misa vespertina la parroquia recuperaba la “normalidad”.
Lo único que quedaba expuesto en el templo como rastro de lo que allí ocurría era el púlpito utilizado en el film por el padre Ladislao Gutiérrez (el personaje protagonizado por Imanol Arias).
Aquellos lugares elegidos y que pueden reconocerse en la película son el atrio, el confesionario, el púlpito, el altar y hasta la torre del campanario. De la misma forma, también se filmaron escenas en el patio lateral del templo, sobre la calle Belgrano: en sus rejas aparecía incrustada la cabeza del librero luego de su decapitación, una de las escenas más impactantes.
Reconocimiento
Finalmente, “Camila” se estrenó el 17 de mayo de 1984 y fue un éxito inmediato, convirtiéndose en una referencia del cine nacional y un símbolo de las historias de amor prohibido.
El reconocimiento fue unánime y la producción hispano argentina incluso fue nominada a los premios Oscar 1985 como “Mejor película extranjera”, aunque no pudo quedarse con la estatuilla, ganada por una producción suiza. En cambio, Susú Pecoraro tuvo su revancha personal y cosechó dos premios internacionales en el papel de Camila O´Gorman.
Más allá de los premios y laureles cosechados, la película sigue siendo un clásico y, sobre todo, un recuerdo fresco para los pilarenses “+40”. Por eso, todavía es habitual que, en cualquier ámbito en el que se la mencione, siempre aparezca algún vecino para exclamar con orgullo que “‘Camila’ se filmó en Pilar”.