Se trata de escribir y de leer

Se trata de escribir y de leer

Cuántas veces sentimos que algo nos ahoga y no sabemos por dónde largar un caudal de imágenes que a veces nos abruman. Cuántas veces empezamos una lectura y la dejamos por la mitad o a la quinta página (no sin culpa). Como diría nuestro  maestro Borges, no la sigas, leer tiene que ser el puro disfrute, no la sigas, buscá otra, claro a veces no sabemos cuál.

Y qué hacer con esas imágenes que nos plasman días, tardes y noches, bah todo el tiempo están rondando como un espiral desafiante en nuestro pensamiento, es casi imprescindible darles forma, y ¿cómo sería esa catarsis liberadora y expresiva? La respuesta es tan simple: escribiendo, no importa que no seas un escritor/a (a todos nos queda grande ese término), lo que importa es darles una expresión propia, que bajen a un papel, que se impriman en una hoja, que las podamos domesticar como ella nos están pidiendo:  domestiquenme por favor! 

Y si llega ese momento en que las imágenes se formalizan, el alivio y el placer no tiene límite, en esa búsqueda de encontrarlas y que nos hablen y que les hablen a los otros, con la única belleza de lo genuino, y de ese camino incierto  hacia ellas.

Tengo acá a mi derecha un libro “El método Borges” escrito por un estudioso de los manuscritos (no conocía antes esa ciencia: el estudio de los manuscritos) Daniel Balderston, y nos muestra los manuscritos de Borges y es tan interesante ver como tachaba una palabra hasta catorce veces para encontrar la adecuada, y pone ejemplos de otros grandes que hacían prácticamente lo mismo.

También nos cuenta las rescrituras del maestro, con respecto a otros autores, plagio, no, reinterpretación, rescritura, ¿por qué? Porque la lectura era su mayor alimento para ejercer su arte. Escribir es leer, pero recuerden leer por el puro disfrute, por encontrarse en esos textos como espejos de las  ideas.

Escribir es vaciarse en un océano de imágenes, nadar entre esas palabras a veces inasibles, es poder vomitar (palabra que Borges odiaba) belleza (todo lo auténtico es bello).

Se nos hace inevitable la pluma y el papel, se nos hace imprescindible domar las ideas, se nos hace sagrado (como  lo único) volcarlo en un papel. Y se nos hace tan necesario como el agua poder sacar nuestro fuego, bajarlo a tierra, con un texto propio o una lectura a puro goce para que aparezca el vuelo y el aire.

Soledad Sanée

+54911 3215 9667