¿Por qué nos resulta muchas veces tan difícil perdonar?

¿Por qué nos resulta muchas veces tan difícil perdonar?

Cuando nos sentimos atacados, dañados o heridos, es natural que la primera reacción que tengamos sea negativa, es decir, querer corresponder el daño, vengarnos o evadir a esa persona; Sucede que el acto de perdonar es una tarea de las más difíciles, porque implica un esfuerzo consciente con el fin de liberarnos de las emociones negativas. 

Perdonar es liberador para la persona perdonada, pero fundamentalmente lo es para nosotros mismos; mientras no perdonamos a alguien por la falta o el daño que nos causó, seguimos unidos emocionalmente a esa vivencia y a esa persona por medio del rencor, el enojo, la culpa…cualquier sentimiento negativo que nos hayan causado, hasta que no lo perdonemos va a tener poder sobre nosotros condicionándonos, por lo que perdonar es importante para liberarnos de esa carga. 

Puede ocurrir también que nos cueste perdonar porque están en juego aspectos de nuestra identidad, pensamientos con los que nos sentimos identificados del tipo “el que las hace, las paga” “vivo como si no existiera” “quiero que sufra” “yo no olvido” “yo no tolero este tipo de cosas” “lo que hizo es imperdonable” … que afianzan una identidad que nos mantiene atados emocionalmente a aquello que ocurrió. 

El perdón es una decisión, no un sentimiento; Podemos elegir perdonar. Perdonar no significa que el daño no existió, o que debemos seguir relacionándonos con esa persona, no implica que el daño desaparezca o que excusemos al otro. Perdonar significa entender que hay otras opciones diferentes a mantener el resentimiento y dolor que nos provoca el daño causado. 

Hoy conocemos la relación que existe entre el perdón y el bienestar, sabemos que perdonar tiene efectos positivos como la reducción de los sentimientos de culpa y angustia. El perdón sin dudas incrementa el bienestar psicológico y el mayor beneficio, quizás, sea la liberación, ya que es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Nos liberamos del resentimiento, de revivir una y otra vez el dolor del pasado. 

El psicólogo norteamericano Martín Seligman, considerado el “padre” de la psicología positiva, nos dice: “No puedes hacer daño al culpable no perdonando, pero puedes liberarte perdonándolo”. 

Ana De Innocentiis 

Consultora Psicológica 

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