Para todas las MAMAS feliz día…

Para todas las MAMAS feliz día…

Este mes homenajeamos a las Mamás, pero también recordamos el descubrimiento de América y por consiguiente a las famosas carabelas.

En aquellos años eran el medio de transporte más utilizado tanto para fines comerciales como bélicos.

En ellas, existía un lugar muy característico donde se enviaba a los tripulantes que eran castigados. Se llama según la Real Academia de la Lengua “Carajo”. Es una pequeña canastilla ubicada en el palo mayor que sostiene las velas.

El marinero que accedía al mismo debía otear el horizonte para avisar de algún peligro o informar la llegada a tierra firme.

El más conocido por todos nosotros es Rodrigo de Triana que avistó en la madrugada del 12 de octubre de 1942  una pequeña isla del archipiélago de las Bahamas a la que los aborígenes del lugar llamaban Guanahani y que el almirante Cristóbal Colón rebautizó con el nombre de San Salvador.

Dicen que cuando el marinero bajaba del carajo  estaba tan mareado que por horas no servía para nada.

De allí las expresiones: “no servís para un  carajo”, “ándate al carajo”, “no hacés un carajo”, etc.

Siempre conviene saber de donde proviene un término tan utilizado y que no es como muchos opinan una mala palabra.

Sino que lo diga el esposo de una joven madre que después de un fatigoso día de trabajo llegó a su hogar dispuesto a disfrutar de  la paz del mismo. Apenas atravesó la puerta notó que algo extraño estaba sucediendo.

Su hijo de 14 años estaba jugando en la compu en vez de estar haciendo la tarea.

Los otros dos más pequeños corrían por el jardín trasero haciendo todo tipo de tropelías.

Los uniformes del colegio tirados en las sillas del comedor y las mochilas abiertas con parte de los útiles esparcidos sobre los sillones del living.

Con preocupación llegó a la cocina y encontró los platos sucios del almuerzo sobre la mesa. Dentro de la pileta las tazas del desayuno sin enjuagar.

Por donde miraba había desorden, la comida del perro esparcida por el suelo del patio. 

Buscando a su esposa fue al lavadero y encontró  la ropa del día sin lavar y la del día anterior sin retirar de las sogas del tender. La cena sin preparar.

Asustadísimo subió las escaleras pensando que algo le habría ocurrido.

Mientras lo hacía fue levantando juguetes.

Al pasar frente a las habitaciones de los niños observó que las camas estaban sin hacer.

Anoche todo lucía tan organizado.

¿Qué había pasado? ¿Habrían entrado ladrones? ¿Su esposa se habría descompuesto?

Con  ansiedad entró al dormitorio, el corazón le latía como si una tropilla de caballos estuviese dentro de su cuerpo. 

Grande fue su sorpresa cuando la vió sentada en la cama, muy arreglada con un vaso de jugo en la mano, rodeada de revistas, con la televisión encendida viendo un programa de modas y  con los audífonos colocados.

– Por Dios, pensé que te había sucedido algo, que estabas enferma..

– No querido estoy muy bien. Mejor imposible.

– Es que todo está hecho un desastre.

– Si, le contestó ella ¿te parece?

– No salgo de mi asombro volvió a decir el joven.¿Qué te ha pasado?

 

Ella muy tranquila le  respondió:

– Es que después de la conversación de anoche y de tus quejas de otros días cuando me decís: 

“DE QUE TE QUEJÁS SI NO HACÉS UN CARAJO”

“BUENO, HOY DECIDI NO HACER UN CARAJO”

A todas las mamás nuestro más cálido homenaje.