La rosarina de 59 años tiene una probada versatilidad para las diversas ramas del arte. Escultura, fotografía, cinematografía y hasta técnicas japonesas conforman su vasta obra.
Protagonista de un largo recorrido, Nicola Constantino es una artista con una versatilidad fuera de discusión: a esta rosarina nacida en 1964 casi no le queda rama por explorar.
Su origen está en la escultura, pero con el tiempo ha incursionado -y sigue haciéndolo- en diversos ámbitos del arte. Cercana a la naturaleza, una de sus obras presentadas este año es “Inverso”, montada en el Centro Cultural Borges: un jardín vegetal de cerámica sobre una estructura de hierro suspendida desde la cúpula. La obra se trata de un jardín invertido donde las raíces crecen hacia el cielo y las ramas con sus flores de cerámica se extienden hacia abajo.
La cerámica está realizada con la técnica japonesa nerikomi, que dispone los barros pigmentados verticalmente en un bloque, colores en degradé, o intercalados. El resultado es una obra gráfica, pero el proceso es escultórico. Cada una de esas piezas forman las hojas y los pétalos de las flores.
Ya a fines de 2023 había inaugurado “Arbórea Magna”, nuevo monumento de la Ciudad de Buenos Aires ubicado en el Parque de la Innovación y que combina la necesidad de una conexión con la naturaleza con el componente tecnológico del entorno, tal como describió en su momento Clarín. “El árbol es el rey del universo vegetal y creí que un monumento hoy necesitaba estar vinculado con el ambiente, un tema en el que los artistas tenemos un rol muy importante”, definió Costantino en diálogo con dicho medio.
La copa del árbol está compuesta por un moderno sistema de 754 luces led sincronizadas; mientras que el tronco fue construido con 16 tubos de hierro galvanizado de 34 metros de altura.
También en la temporada pasada, la artista expuso nada menos que en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, con la tenebrosa “Artista Ex Machina”. Según describió ella misma, “una obra de recorrido donde la gente va caminando y va pasando por los distintos espacios, en donde suceden distintas cosas”.
Otra de sus inspiraciones es la gastronomía: “Cochon sur canapé” (1992) es considerada una precursora del arte contemporáneo latinoamericano en este sentido. También experimentó en cocina molecular y gelificaciones.
En el terreno internacional, en 1998 representó a la Argentina en la Bienal de San Pablo. Desde entonces participa en numerosas muestras en museos de todo el mundo, entre los que se destacan Liverpool (1999), Tel Aviv (2002) y Zurich (2011).
En 2000 realizó una muestra individual en Deitch Projects (Nueva York) y su Corset de peletería humana ingresó en la colección del MOMA. En 2004, presentó Animal Motion Planet, y Savon de Corps.
A su vez, en 2006 hizo su entrada al mundo de la fotografía, con más de 30 obras. Incluso en ese marco creó su primer video, la obra autorreferencial “Tráiler” (2010). En la misma senda, en 2014 fue protagonista de su propia película biográfica, “La Artefacta”, que recorrió festivales y fue premiada en Rímini, Italia.
El espacio artístico de la AMIA la define como “escultora, taxidermista, cocinera, diseñadora, siempre en la búsqueda de nuevas técnicas y, desde hace un tiempo, protagonista de sus fotografías y videos. Costantino es una de las más celebradas artistas contemporáneas argentinas”.
Además, “su obra nunca deja indiferente y esconde críticas políticas, económicas y sociales detrás de un aspecto de delicada belleza, además de citas a la historia del arte y al pasado reciente argentino”.