Una canción de amor a Maschwitz

Una canción de amor a Maschwitz
Fabio Gómez es autor de “Zamba para la estación”, un homenaje al pueblo que adoptó como propio desde que lo conoció.
Además, es un entusiasta difusor del quichua.
 

A veces encontramos nuestro lugar en el mundo sin proponérnoslo, como le sucedió a Fabio Gómez McGavin, quien una vez que conoció al pueblo sintió amor a primera vista.

El músico y docente dejó sellado ese idilio a través de su “Zamba para la estación”, pieza a la que le puso letra y música interpretada por Projekt Chimango.

“Días habrá en que podamos volver al encuentro / Ingeniero Maschwitz:  la estación / de la luna y del viento al zambear; /Ingeniero Maschwitz:  el remanso / del cariño y la brisa al soñar”, expresa su estribillo.

-¿Cómo comienza su relación con Maschwitz? ¿En qué momento llega al pueblo?

-Llego a Maschwitz en 2008 y no estoy seguro si yo elegí al pueblo o el pueblo fue que me eligió. Venía de haber vivido una década en un entorno rural y enseguida conecté y se me dio conocer gente cálida y valiosa, así pude desarrollarme y desarrollar aquí cosas interesantes para beneficiarlo.

-¿Qué tiene el pueblo que enamora tanto a sus habitantes?

-Lo primero que me impactó de Maschwitz fueron sus abundantes árboles. Me dije: “Un pueblo con árboles significa que allí viven personas con alma”. Y así fue.

-¿Cómo nació la Zamba Para la Estación?

 ¿Cómo fue la composición y qué lo inspiró?

-Me encanta caminar por el pueblo y cada detalle, cada tramo, hay veces que me parecen mágicos… A toda hora del día y en cualquier estación del año. En mi barrio, las calles de arena se proyectan a la distancia solitarias a determinadas horas, porque la gente aquí es muy amante de disfrutar estando en casa… Y ahí me surgió el primer verso junto con la melodía: “Las calles del pueblo están solas / porque ya no escucho el eco de tu voz…”. Se imbricaron naturalmente el pueblo y una historia de amor, como si fueran una unidad indisoluble.

-¿Se imagina yéndose de Maschwitz algún día, o ha “echado anclas” en la localidad?

-¡Linda pregunta!  Ya tengo mis anclas aquí, mi zamba me enraizó para siempre.

Políglota

Además de su faceta artística, Gómez es también un amante (y experto) de los idiomas, responsable además de AINS Akademie, donde se enseña alemán, inglés y quichua.

En cuanto al idioma incaico, explica que “ya venía de aprenderlo de mi mentor y padre espiritual, don Ishicu Tolosa, con quien hemos colaborado haciendo letra y música. Él era oriundo del departamento de Atamishqui, Santiago del Estero, y virtualmente me ‘adoptó’ cuando me conoció como estudiante en un curso del Alero Quichua. Un hombre que terminó el Primario de grande porque se hizo a sí mismo, desde niño trabajando en el campo, haciendo un poco de todo, viajando para la cosecha de algodón en el Chaco y también como hachero; era un poeta quichuista nato y además tolerante con todas las personas cualquiera fuera su religión o ideas políticas, a él le interesaba la esencia universal en el ser humano”.

Y agrega: “Él se nos fue de esta dimensión allá en la década del 2000. Después cursé en la UBA todos los niveles que había disponibles en ese momento, aunque yo ya estaba enseñando Quichua Inicial”.

Con orgullo, afirma que “me gusta difundir la lengua de la cultura más asombrosa de nuestro continente, la de los Incas, cuyo legado tenemos en territorio argentino y es un tesoro de todos. Nuestra Declaración de la Independencia fue redactada en castellano y también en Quichua, significa que está en los orígenes profundos de nuestra nacionalidad”.

Zamba Para la Estación

Letra y Música:  Fabio Gómez McGavin

Projekt Chimango

https://www.youtube.com/watch?v=WlHOXodZ1o8

I
Las calles del pueblo están solas
porque ya no escucho el eco de tu voz;
nos debemos esta dulzura… que se llama amor;
para recordar el reflejo del cielo
que entona el arroyo en su fulgor.
Arenas que abrevan pinares
que es como este afecto bebe en tu calor;
nos debemos esta dulzura… que se llama amor;
en el refrescar del clamor de los verdes,
retazos del tiempo en la Estación.
Días habrá en
que podamos volver al encuentro,
Ingeniero Maschwitz:  el remanso
de la luna y del viento al zambear;
Ingeniero Maschwitz:  el regalo
del cariño y la brisa al soñar.
II
En la urdimbre de tu alma habitan
manos gringas y americana labor;
nos debemos esta dulzura… que se llama amor;
el itinerario del Gran Espíritu
hoy se ha detenido en tu plaza con candor.
Cien muros antiguos acunan
a la enredadera en que se encumbra el sol;
nos debemos esta dulzura… que se llama amor;
sendas que desatan antiguas memorias,
flor de Querandíes, aroma y devoción.
(AL ESTRIBILLO)
 

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Lic. Alejandro Lafourcade
revista 4Estaciones