Argentina sumó un nuevo título al ganar la Copa América de Estados Unidos. La confirmación de estar siendo testigos directos de la historia.
La historia es, fundamentalmente, pasado. Algo que sucedió hace tiempo, a veces más, a veces menos, pero que generalmente abordamos a través de cómo nos la cuentan.
Pero, de vez en cuando, tenemos la suerte de ser testigos y contemporáneos de la historia, de aquellos hechos de los que se seguirá hablando dentro de varias décadas. Este es el caso de la actual Selección Argentina, que -si bien ya ostentaba un palmarés envidiable para cualquiera- desde hace años transita su era más gloriosa.
¡Campeones otra vez! Gritamos todos en la madrugada del lunes 15 de julio, tras un partido maratónico que había empezado el domingo 14… La final de la Copa América 2024 lo tuvo todo: caos en la previa, demora de casi una hora y media, dramatismo en la cancha, la lesión y posterior llanto de Messi, el adiós de Di María, el gol agónico del Toro Martínez y el desahogo. Parece que, al jugarse en Estados Unidos, debía tener un guion hollywoodense.
Sabido es que en las películas yanquis el héroe siempre gana… En este caso con protagonismo compartido, una película coral que incluyó al 10, a su mejor socio, al resto del plantel y al cuerpo técnico encabezado por Lionel Scaloni. Un libreto dramático que, a pesar de varias escenas de dramatismo, terminó en final feliz.
Quedan para las crónicas futuras las lágrimas de Lio, producto de ese tobillo maldito que se fue a torcer justo en una final… Llanto desconsolado para alguien que, con casi 40 años, ganó todo lo existente y tiene asegurado el futuro suyo y de tres o cuatro generaciones de su apellido. La demostración de un compromiso y unas ganas de ganar que ejemplares en el deporte y cualquier aspecto de la vida.
¿Quedarán muchas más funciones de Lionel Messi con la camiseta albiceleste? Quién sabe… Lo cierto es que la Copa América fue, más allá de la alegría del desenlace, un baño de realidad, de empezar a asumir que a la película del capitán le quedan pocos minutos para mostrar los créditos.
Película que, en el caso de Ángel Di María, llegó a su fin con el pitazo del árbitro en Miami. Más que película, una serie de varias temporadas: desde aquel gol en Beijing 2008 que aseguró el oro olímpico, pasando por el desgarro en Brasil 2014 que lo sacó de la definición del Mundial (quizás el resultado era otro), las finales perdidas en fila ante Chile, el escarnio, las burlas, el rechazo popular…
Pero también la pulseada que a pura perseverancia y personalidad comenzó a ganarle a todos para dar vuelta la taba y lograr lo que parecía impensado.
Luego de años de intentar y no poder, Fideo termina convirtiéndose en uno de los jugadores más determinantes de la historia de la Selección. Repasemos: aquel gol en China, gol en el Maracaná, gol en la Finalíssima, gol (golazo) en la final de Qatar. Una marca que será difícil de igualar.
De ahí la reflexión inicial acerca del hecho de estar siendo testigos de la historia: pasarán décadas hasta ver algo semejante, o quizás ni siquiera vuelva a repetirse.
Porque, más allá de los títulos de los últimos tiempos, la última década de Argentina ha sido impresionante: dos finales del mundo, cuatro de América y el duelo frente a Italia en Londres. Cuatro títulos y tres subcampeonatos con dos grupos en los que sólo repitieron Messi, Di María y Otamendi.
Sin dudas, una era dorada como casi nunca se vio ¿Hasta dónde llegará? ¿Vendrán más vueltas olímpicas? Es imposible de saber. Lo único cierto es que es momento de disfrutar, de festejar, de abrazarse, de inflar el pecho por un equipo del que les hablaremos a nuestros hijos y nietos.
¡Vamos, Argentina!