Entre muchas otras cosas, su utilidad es conocer nuestros talentos, habilidades y carencias. Conocer nuestra misión en la vida. Vivir más plenamente, integrando aquello que desconocemos. Aprender a aceptarnos y a perdonarnos conociéndonos más, como también a la inversa: aprender a aceptar y a perdonar a los demás, conociéndolos. El saber es poder. Saber cómo nos relacionamos con nuestros familiares, nuestra pareja, amigos, hijos, empleados, jefes, etc., nos da la oportunidad de entender y de comprender por qué cada una de estas relaciones se da como se da.
El poder del saber nos es de utilidad para cambiar algo, moviéndonos de lugar, corriendo el foco, la mirada y la interpretación de lo que acontece, si es esto lo que en verdad queremos. Alinearnos con el cosmos, con sus energías, con lo que somos en potencia y en latencia, nos permite mejorar, tomar mejores decisiones, por ejemplo, desarrollando hábitos según cómo somos energéticamente. Es un reflejo: “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”.
Desde hace más de quince años, estudio y me dedico a la Astrología. Soy un lector empedernido. Me dedico también a la Educación Musical; soy profesor. En mi experiencia, desde que comencé a investigar sobre este tema y, luego, a estudiarlo apasionadamente, puedo decir que mi manera de ver y de entender la realidad ha cambiado; va cambiando. Todo tiene un por qué y un para qué. Nunca dejamos de ser humanos, con aciertos y desaciertos. Creo que, con humildad y con amor, podemos relacionarnos más y mejor, siendo más comunicativos, aceptando lo que la vida nos ofrece día a día, armonizando con el ritmo y la velocidad (de los acontecimientos), como en la música, acompañando el movimiento como en la danza.
Jonatan Beber
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