Mi experiencia

Cuando pienso en una conclusión para este año, se me vienen muchas cosas a la cabeza. Primero, debo admitir que comencé sin entender mucho de qué se trataba este mundo del Yoga, más allá de la práctica de asanas que venía haciendo; tampoco comencé con grandes expectativas, porque no sabía bien con qué me iba a encontrar, pero sí con una ilusión o deseo. 

Entonces, me “entregué” a lo que se me iba presentando, y como un niño con juguete nuevo, todo lo que aparecía me alucinaba y me entusiasmaba; aprendí a respirar, a que las emociones están directamente conectadas con el fluir del aire. Confirmaba con cada nuevo descubrimiento y aprendizaje que estaba en el camino correcto, no sé si concretamente para el día de mañana dar clases, es una ventana que dejo abierta, pero sí para el crecimiento personal que estaba buscando.

Entendí gracias a esta experiencia, que la práctica de Yoga no es solamente un conjunto de posturas físicas que ayudan a adquirir más elasticidad, elongación o fuerza, es mucho más que eso; es una práctica que involucra todos los aspectos del ser humano, hasta los más sutiles, sobre los que yo personalmente, no tenía conciencia.  

Me pareció muy buena la manera en que fueron introducidos los diferentes conceptos a lo largo del año. Es decir, a medida que uno iba profundizando en la práctica “física”, con la exploración y práctica personal, con las clases, con los análisis posturales, los textos iban acompañando ese desarrollo. Entonces, que los Sutras de Patanjali, me parecieron fundamentales para entender la filosofía del Yoga, pero quizás no hubiesen tenido el mismo efecto sin lo demás. 

En ese sentido, por ejemplo, al practicar diferentes asanas, uno se da cuenta que el cuerpo tiene un límite, y eso puede traer distintas emociones, como ser, frustración o negación, y si uno se queda en eso, o con esa idea, no solo se atrae una energía densa que no sirve para crecer, sino que hasta puede tirar la toalla.

 Entonces, que la aceptación, como uno de los conceptos que se introducen en los textos, trae perseverancia y viene a revertir esa frustración. Se cambia la forma de encarar o vivenciar algo, en vez de que ese enojo/angustia se apodere de nosotros, se transforma esa emoción en aceptación, es decir, entiendo y acepto que mi cuerpo –hoy- no me permite tal movimiento, y busco con paciencia ir alcanzándolo sin lastimarme, a medida que también entiendo que quizás mi cuerpo tiene límites que tal vez nunca van a “superarse”, y eso está bien. 

Respecto de esto último, también aprendí lo importante que es la respiración, la calma y el paso a paso. Darse tiempo. Lo que se relaciona, creo yo, con bajar la ansiedad y las grandes expectativas. Desde que entendí eso, me siento más feliz, porque no solo lo aplico a las posturas que no me salen, sino a otras cosas que me generen las mismas emociones negativas en mi vida. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo el Yoga no sólo ayuda en el aspecto físico-corporal, sino también a nivel personal y emocional; lo que también indica que se trabajan todos los niveles del ser.

Aprendí y sigo aprendiendo a reconocerme, a observarme, a entender como vivo mi vida, y así determino que cosas quiero modificar, y con qué cosas me siento cómoda, desde pensamientos individuales, hasta las personas que me rodean. Es algo que no me había detenido a analizar, y hoy me parece fundamental. Rodearse de lo que está alineado con el propósito y bienestar de cada uno, no hacer por hacer, ni decir por decir. 

Para ir terminado, quiero decir que la unión, la integración, Yoga, me lleva a pensar que somos un todo, todo nuestro ser está relacionado, como así que cada ser, forma parte de un todo más complejo. Que, al estar esto en completa conexión, no podemos separar las partes y tratarlas solas sin tener en cuenta la existencia de las otras, ni tampoco podemos ser ignorantes del mundo que nos rodea; que el objetivo se trata de advertir las diferentes situaciones o circunstancias que se nos plantean en la vida, aceptarlas, y encontrarle la vuelta a ese convivir, con uno mismo y con el resto; y hacer las cosas con sentido.  

Es mucha la gratitud que siento por formar parte de este espacio, que cada vez me da más y me ayuda a ser mejor persona; y gracias a vos Carlos que sos un maestro con todas las letras; por compartir tus conocimientos, por guiar este camino de una forma simple y sana. Gracias!

Mariana

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