No hace mucho me enteré que el origen del nombre de nuestras islas es incierto.
Algunos cuentan que el poeta escocés James Macpherson lo inventó para uno de los personajes de sus Cantos de Ossian en 1760.
En cambio, otros investigadores aseguran que proviene de un asentamiento francés de mediados del siglo XVIII en las islas.
Leyendo la historia de América sabemos que en el siglo que siguió al descubrimiento, fueron varios los navegantes que se aventuraron a transitar las rutas marítimas a lo largo de sus costas. Muchos de ellos se dirigieron hacia el sur, todo estaba por descubrirse.
En 1520 uno de los barcos de la expedición de don Hernando de Magallanes, que buscaban un paso interoceánico, avistaron dos grandes islas rodeadas de otras más pequeñas. (Se calculan cerca de 200 islitas).
Desde ese momento fueron reconocidas en la cartografía europea bajo distintos nombres, pero siempre dentro del control de la corona española.
Hasta mediados del siglo XVIII no se registró ningún cambio, pero la guerra de los Siete Años (1756-1763) entre los distintos reinos europeos significó para Francia la pérdida de la mayoría de sus territorios coloniales. Entre ellos los que luego formarían los Estados Unidos y la mayoría de los que tenían en Canadá.
El rey francés Luis XV a instancias de su gobierno aceptó la idea del navegante Louis de Bougainville de aventurase en buscar otros destinos en el nuevo mundo para suplir las recientes pérdidas.
El marino armó una expedición pagando él, gran parte de la misma.
En su tripulación había marinos y comerciantes de la ciudad portuaria de Saint Malo quienes ya le habían mencionado unas islas deshabitadas muy al sur del nuevo continente. Algunos ya las conocían y decían que las poblaciones indígenas del continente eran muy accesibles.
Salieron en setiembre de 1763 y arribaron a las que ya llamaban Illes Malouines en honor a la ciudad natal de la mayoría de los navegantes a fines de enero del año siguiente. Tardaron sólo 2 meses en fundar una colonia en una de las islas a la que denominaron Port Saint-Louis en homenaje a su rey.
Antes de finalizar el año, la corte española se entera del asentamiento y comienza a reclamar ante Francia alegando que las islas dependían del continente. Llegan a un acuerdo donde España se compromete a indemnizar al coronel francés Boungainville por los gastos realizados en la creación de la colonia pesquera y foquera de Port Saint Louis.
Quien se encarga de todos los trámites es el brigadier don Felipe Ruiz Puente. Luego él, es nombrado el primer gobernador español de las islas. Desde ese momento traducen el nombre de las islas al español y pasan a conocerse como Las Islas Malvinas.
Don Felipe mantuvo las construcciones francesas y agregó varios edificios comunes como cocinas, cuarteles y una capilla consagrada a Nuestra Señora de la Soledad. Nombre con el que empezó a llamarse a una de las islas.
El gobernador también mantuvo una estricta vigilancia en las costas insulares y patagónicas hasta el Cabo de Hornos.
En 1770 desalojó una colonia inglesa que se había asentado en la isla Trinidad, cercana a la gran Malvina. Regresaron al poco tiempo para irse definitivamente en 1774, dejando una placa de plomo escrita en inglés donde anunciaban que iban a regresar porque las islas le pertenecían a la corona británica.
Hasta 1811 cuando el primer gobierno patrio trataba de hacerse cargo del país pasaron varios gobernadores españoles por las islas.
Recién a fines de 1820 el nuevo gobierno pudo enviar autoridades al lugar. Tuvieron que desalojar a balleneros ingleses y norteamericanos que las estaban explotando.
El primer gobernador argentino en las islas fue don Pablo Areguatí y el último don Luis Vernet. Éste asumió en 1829 e impulsó la instalación de granjas y negocios entre las islas y la parte continental.
Al año siguiente nacieron en el archipiélago los primeros seres humanos malvinenses, entre ellos una hija del propio Luis Vernet a la que llamaron Malvina.
Continuamente debían pelear contra la pesca indiscriminada y la caza de lobos marinos que hacían los buques norteamericanos y europeos.
En octubre de 1832 el gobernador es suplantado interinamente por don Esteban Mestiver que había llegado con su familia y varios soldados en la corbeta “Sarandí” comandada por el sargento mayor don José Pinedo. Lamentablemente al mes siguiente se produce una sublevación y asesinan al comandante Mestiver. Toma el mando Pinedo pero será por pocos días pues el 3 de enero de 1833 arriba la corbeta británica HMS Clío al mando del capitán John James Onslow con el objetivo de tomar las islas.
Los 18 cañones de la nave inglesa hicieron que los argentinos se rindieran y se volviesen al continente en la “Sarandí”.
El 15 de enero Argentina presenta el primer pedido de explicación formal al Encargado de Negocios inglés en Buenos Aires y 2 días más tarde la primera protesta ante el Gobierno británico.
Reclamos que llegan a nuestros días, interrumpidos hace 40 años por una guerra que tanto dolor nos ocasionó e hizo volver a punto cero lo poco que se había conseguido.
Martha Beatriz Gallino
