Madre de la Patria

Madre de la Patria

Siempre mencionamos a los generales don José de San Martín y don Manuel Belgrano como los Padres de la Patria y nos olvidamos de una mujer muy respetada por ambos: doña María de los Remedios del Valle.

Al finalizar la batalla de Tucumán el general Belgrano la nombró por la abnegación y entrega demostrada “Capitana del Ejército del Norte”. 

Los soldados que lucharon en tan heroica campaña la denominaban Madre nuestra y de la Patria. Lamentablemente, ella es otro de los personajes relegados de nuestra historia.

Contó en su haber para que ello sucediese con tres aspectos fundamentales en contra: ser Mujer, de Color y Criolla.

Ella nació entre los años 1766 y 1767  en Buenos Aires. En el sistema de castas imperante en esa época era considerada parda.

Se destacó durante la Segunda Invasión Inglesa ayudando a los heridos y colaborando con el cuerpo de Andaluces.

Con su esposo adhirió a la Revolución de Mayo. Luego en el afán de luchar por la causa libertadora se incorporaron con sus hijos, uno biológico y otro adoptado, al ejército del Norte.

Lamentablemente ninguno de los tres hombres sobrevivió a esas acciones.

La joven madre, desde la primera batalla, atendió a los heridos de las primeras líneas y los alentó durante el fragor de la lucha.Participó de la derrota de Huaqui y del éxodo Jujeño.

En vísperas de la batalla de Tucumán se presentó ante el general Belgrano y le pidió la dejase nuevamente estar en las primeras filas, hecho que le fue negado pero que finalmente no obedeció.

Tan importante fue su desempeño que al concluir la contienda le dio el cargo de Capitana  del ejército del Norte.

Este acontecimiento contó con el beneplácito de todos los soldados que ya la querían como a una madre.

Después de vencer en Salta, las tropas patriotas fueron derrotadas en Vilcapugio y Ayohuma. Es considerada  una de las Niñas de Ayohuma.

Al concluir esta última batalla fue tomada prisionera. A pesar de estar herida de bala ayudó a huir a varios oficiales patriotas.

Los realistas como medida ejemplificadora la sometieron durante nueve días a azotes públicos, dejándole cicatrices que perduraron hasta el final de sus días.

Sin embargo logró escapar para reintegrarse al ejército. Siguió primero a las fuerzas gauchas del general don Martín  de Guemes haciendo de correo en el peligroso territorio ocupado por el enemigo.                                                Cuando falleció el prócer salteño  siguió luchando bajo las órdenes del general Juan Arenales.

Su expediente señala que recibió seis impactos de bala y que siete veces estuvo a punto de ser fusilada.

Al regresar a Buenos Aires, el grado que había obtenido en el ejército no le es reconocido.

Para poder subsistir se ve obligada a ofrecer pasteles y tortas fritas en los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio.

 La apodaban la loca pues se ufanaba en contar sus experiencias junto al ejército, hechos que nadie creía pero por los que le daban algunas monedas.

A principios de 1827 es reconocida, mientras deambulaba por la Plaza de la Recova por el general Viamonte, a quien ella había ayudado en el campo de batalla. Éste se lamentó de su estado y decidió llevar su caso a la Legislatura. Después de largos meses de debates se la restituye a un cargo de menor rango y se le entrega una pequeña suma mensual. Dinero que muy poco la va a ayudar pues la vida en Buenos Aires ya era muy cara.

Dos años más tarde el General Rosas toma conocimiento del hecho y decide reincorporarla a la Plana Mayor Activa del Ejército con la jerarquía y el sueldo correspondiente. 

Sobre sus últimos años poco se sabe, algunos historiadores comentan que en muchas oportunidades el sueldo no le era entregado muriendo el 8 de noviembre de 1847 en la mayor de las pobrezas.

En su honor  desde hace unos años en el día de su muerte  se celebra el Día Nacional de los/as Afroargentinos/as.

A mediados de este año saldrá el billete de $ 10,000 con su figura al lado de la del general Belgrano. 

Es una buena oportunidad para que  su trayectoria sea enseñada en los colegios.

La abuela Martha