La gloria del fútbol que eligió a Escobar

La gloria del fútbol que eligió a Escobar

Luis Monti, “Doble Ancho”, jugó la final del Mundial del ’30 y ganó la de 1934. Símbolo de San Lorenzo y Juventus, fue vecino ilustre de la ciudad al mudarse tras su retiro. 

Hay un puñado de nombres que ayudaron a hacer grande al fútbol argentino en las primeras décadas del siglo XX, era de transición entre el amateurismo y el profesionalismo que incluyó la disputa de los primeros mundiales. Stábile, Varallo, Masantonio, Tesoriere son algunos de los apellidos… junto al de Luis Monti, el crack mundial que eligió a Escobar como morada de retiro. 

Antes de vivir en estas tierras tuvo una carrera brillante con varios capítulos de novela, incluyendo finales del mundo que lo tuvieron como protagonista para bien y para mal. 

Luis Felipe Monti nació en 1901 en Capital Federal y desde chico mostró aptitudes para el fútbol al tiempo que una garra fuera de lo común. Por su físico particular y morrudo pasó a la historia como “Doble ancho”. 

Arrancó en Huracán, aunque sólo jugó seis partidos y al año siguiente se hizo ídolo de la contra: con la camiseta azulgrana de San Lorenzo de Almagro ganó tres torneos amateurs (1923, 1924 y 1927), siendo uno de los preferidos de la afición de Boedo. Aún en la actualidad, Doble Ancho sigue siendo un símbolo del club. 

No tardó en ganarse un lugar en la Selección Argentina, con la que disputó el Mundial de Uruguay de 1930. Allí convirtió el primer gol Albiceleste de la historia de las Copas del Mundo, de tiro libre ante Francia. 

El equipo llegó sin sobresaltos a la final, pero en la previa Monti fue víctima de un chantaje: habían amenazado de muerte a los suyos, dándole incluso su dirección en Buenos Aires. “Si nos ganan, tu familia es boleta”, palabras más, palabras menos… Dicen los testigos que Luis no fue el mismo de siempre en ese partido, con la cabeza en otra parte. La derrota 4-2 privó a Argentina de ganar aquel primer torneo. 

Azzurro 

Al poco tiempo, Monti fue transferido desde San Lorenzo a la poderosa Juventus de Italia, siendo uno de los primeros argentinos en destacarse en el Calcio. 

Eran épocas más laxas, en las que los futbolistas podían representar a otras selecciones con mucha mayor facilidad que la actual. Por eso, no tardó en ser convocado al combinado italiano. 

El segundo mundial se jugó precisamente en Italia en 1934, un país dominado por Benito Mussolini. No había lugar para el fracaso: Italia tenía que ganar sí o sí, o los jugadores se atendrían a las consecuencias… No había paz en los mundiales para Doble Ancho. 

“Ganar o morir”, fue la orden del Duce. Por fortuna para ellos, los azzurros ganar el torneo y no sólo levantaron la copa sino que también salvaron su propio pellejo… 

Por estas vivencias, no extraña que una vez haya declarado que “el que crea que el fútbol es un juego se equivoca. Siempre fue la vida o la muerte. Siempre al borde de la muerte”. 

El vecino 

Con más de 200 partidos en Juventus y cinco títulos, Luis Monti colgó los botines en 1939 poniéndole fin a una carrera brillante. Se convirtió en director técnico y dirigió en Italia hasta 1950 (salvo un breve paso por Huracán en 1947/48). 

A su regreso a la Argent ina, cuando despuntaba la década del ’50, Monti eligió a Belén de Escobar como su nuevo hogar. En épocas actuales, una trayectoria como la suya hubiese significado una fortuna incalculable, pero eran otros tiempos y con el fútbol casi nadie se salvaba económicamente. 

En tierras escobarenses fue un vecino más. En 1955 consiguió un puesto como profesor de Educación Física en el Instituto Secundario General Belgrano. Sin embargo, a pesar de su perfil bajo nadie ignoraba que se trataba de una gloria de nuestro deporte. 

Doble Ancho vivió siempre en la misma casa y falleció el 9 de septiembre de 1983, a los 82 años de edad. En su honor, el Polideportivo Municipal de Escobar lleva el nombre de Luis Monti. 

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Lic. Alejandro Lafourcade
revista 4Estaciones