De los potreros a la torre Eiffel y el maratón Olímpico

De los potreros a la torre Eiffel y el maratón Olímpico

Daiana Ocampo, vecina de Escobar, disputó los 42km en los Juegos de París 2024. Era futbolista, hasta que una carrera cambió su vida. 

Cuando Daiana Ocampo jugaba al fútbol con sus amigas, nunca imaginó que varios años más tarde estaría recorriendo París como parte del selecto grupo de atletas que disputaron los Juegos Olímpicos 2024. 

La atleta, pilarense de nacimiento y escobarense por adopción (reside en la zona de Loma Verde), disputó nada menos que el maratón, una de las pruebas más significativas de toda cita olímpica. Allí finalizó en el puesto 41° de la general, con un tiempo de 2 horas 32 minutos y 2 segundos. 

Daiana tiene 33 años y es oriunda del barrio Peruzzotti, de Pilar, donde desde muy chica comenzó a jugar al fútbol. Pero todo cambió hace 15 años, cuando decidió anotarse a una carrera de 10 kilómetros: sin ninguna experiencia en la materia, ganó la competencia… Ese fue el mojón para darle paso a una carrera meteórica que la llevó a competir en el país y el exterior, siempre con el apoyo de su familia y la sapiencia de su entrenador, Hugo Bressani. 

Misión cumplida 

La atleta radicada en Escobar ya había quedado en las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (que por la pandemia se disputaron en 2021). Por un puñado de segundos no pudo clasificarse. 

Para muchos, ese había sido el tren que Daiana había dejado pasar, pero ella jamás dejó de soñar con formar parte de la máxima cita del deporte mundial. 

Por eso, corrió la competencia de su vida el pasado 28 de abril en Hamburgo. Allí terminó 7ª en el maratón internacional y logró al fin la marca mínima para los Juegos de París. 

El gran sueño se concretó el 11 de agosto, último día de los Juegos Olímpicos París 2024. 

Con su marido y su hija alentándola desde las vallas, Ocampo cumplió con las expectativas y logró una muy buena marca. 

“Oficialmente Olímpica -declaró después-. Sabía que este maratón no sería fácil. En mi cabeza había diferentes planes, todos iguales de buenos, porque me convencí de que esto no podía salir mal”. 

La atleta siguió relatando: “El momento había llegado y yo estaba más que preparada, entonces largamos. Me di el gusto de estar delante del pelotón por un rato y créanme que fue increíble, el ritmo no era una locura y mi felicidad era absoluta, lo disfruté tanto…”. 

“Repasé el circuito muchos días previos -continuó-, lo estudié, lo pensé mucho y dentro del dolor, la incomodidad y el sufrimiento en los tramos más duros de la carrera en mi mente ya había estado ahí y fue increíble, pero sabía que más adelante se pondría peor: en el kilómetro 29 me encontré de frente una rampa de 12% y dije ‘esto es real’, así que sólo me armé otra vez y subí. Al llegar a la cima pensé ‘acá empezó la carrera’ y de ahí en adelante sólo me dediqué a buscar mejores posiciones”. 

Abrazada a la bandera argentina, Daiana Ocampo confirmó que “un juego olímpico es una experiencia inolvidable, lo que anhelamos los deportistas del alto rendimiento”. 

Además, con la templanza de quien ya ha recorrido (literalmente) un largo camino, cerró: “Aunque un título así no te define, no te hace más rápida, mejor o peor, ser parte de ese pequeño grupo que dio hasta la última gota de sudor o lágrimas, en nuestro interior es lo que soñamos cuando la mente y el cuerpo se apagan”. 

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Lic. Alejandro Lafourcade
revista 4Estaciones